Para no olvidar

Los hombres son fantasiosos . Siempre quieren lo que está prohibido: la libertad, por ejemplo. (Carlos Cañas)

sábado, noviembre 28, 2009

El recuerdo, a 25 años de la promoción 1984 de la ENET nro 1 de Trelew

Foto del día del egreso. Arriba, de izquierda a derecha: Juan Espinoza, Carlos Maldonado, Fernando Cioccolante, Lucy (la preceptora), Rubén “Beto” Ramírez, Luis Alejandro Monge, Martín Vezjak, Gabriel Rinolfi, Daniel Biagioni, Fabián “Pingüino” Cárdenas, Fabián “Negro” López y Julio Antón. Al medio, parados: Eugenio “Gallego” Fernández, Claudio Agustinho, Néstor Suzzi, Claudio Zamarreño, Víctor Treuquil, Ricardo Montacuto, Néstor “Gato” Vieyra. Abajo: Daniel Mollo, Omar “Canario” Snymann, Victorio “Coco” Brunt, Alberto “Coto” Furci. En esta foto faltan Aversio Bustos (fallecido), Osvaldo Cayún, el “Chino” Carrizo, el uruguayo Juan Carlos Bolognesi, Gerardo “Chaca” Miranda, Juan Carlos Maldonado, Carlos Rial, y Héctor González.




Hoy se reúnen los egresados 1984 de la ENET en las Bodas de Plata de aquella promoción. Aquí, el saludo de un integrante de aquel grupo, que no pudo llegar a la fiesta.

(texto publicado por DIARIO EL CHUBUT el sábado 28 de noviembre de 2009)

Un ejercicio de la memoria. Ir hasta un viejo maletín que sobrevivió unas diez o doce mudanzas y buscar allí, entre las fotos viejas, aquellas de 1984, el año de las predicciones. Son las imágenes del día en que debimos archivar la adolescencia.
Y allí estamos. Lamentablemente, no hay una sola fotografía que atesore a todos los integrantes de la promoción 1984 de la ENET Nro 1 de Trelew, aquellos que nos fuimos de la escuela hace ya 25 años, para emprender sabe Dios qué caminos.
Es obvio, no pude llegar a la fiesta de hoy. Lamento en el alma no estar, que no es lo mismo que estar ausente. Así es que abusé de la confianza de mis amigos de EL CHUBUT, de José María, para asomarme al reencuentro aunque sea desde el papel de este diario, que es mi “otra” casa, mi lugar en el sur.
En estos días me acordé mucho de casi todos, un poco porque me llamaron para que viaje, otro más porque ¡Ya pasaron 25 años! Y finalmente, porque sí, porque aquel grupo fue especial. De alguna manera, salimos de esa escuela casi hermanos.
Hacíamos muchas turradas. No las describo porque algunas no han prescripto y están pendientes de sentencia. Había incluso un ranking de atorrantes, pero no lo voy a hacer público en estas páginas (¿No es cierto, Negro?) Pero me acuerdo de todos. De muchos, logré ser amigo para siempre, aun en la distancia, porque la mitad de los últimos 25 años los pasé afuera de Chubut, y ahora mismo estoy radicado en Mendoza.
En aquella época había días inolvidables. Con sus noches, claro. Cómo no anotar allí los interminables asados y truco en el garaje de Daniel Biagoni, los TEG eternos en la casa de Claudio Agustinho, las lasañas imperdibles de la madre del Gato Vieyra… qué se yo… en ese tiempo la vida era escuela + amigos + novias + deportes + familia + salidas. No mucho más. Y tampoco menos.
En la ENET aprendimos muchas cosas, no sólo la formación académica. En aquellos años la democracia se asomaba y empezábamos a descubrir el velo. Me acuerdo de un directivo que hoy se me antoja igual a Aníbal Fernández, con el mismo bigote, y la misma “disposición”, autor de una frase célebre: “La ley no es pareja para todos”. Qué años aquellos… ¿no? También aprendimos a poner el hombro, a ser solidarios, a resolver problemas. No era poco para una escuela pública.
Muchos de aquel grupo siguieron la carrera técnica. Otros, nos inclinamos a las humanidades. Hoy, no puedo cambiar una lamparita sin leer el manual, y 25 años después, las olimpíadas matemáticas se me ocurren una hechicería misteriosa e inescrutable. Apenas puedo sumar y restar… deudas.
De casi todos ustedes aprendí algo, de todos conseguí algo bueno, de todos tuve algún ejemplo: el buen humor del Negro López y Fernando Cioccolante, la constancia, el tesón, y la amistad incondicional de mis amigos para siempre Claudio, Daniel, y el Gato; el perfil bajo y las buenas maneras de Víctor Treuquil, el uruguayo Bolognnini, y Osvaldo Cayún… el amor interminable de Daniel Mollo por su querida Amanda (no sé qué pasó después… pero no es relevante en este análisis, así es que los protagonistas sabrán disculparme), la polenta para estudiar -y para todo- del Gallego Fernández… la picardía de Julito Antón, la experiencia del “Chino” Carrizo, la prolijidad militante de Néstor Suzzi… Qué se yo… los podría nombrar a todos y a cada uno.
Crecimos, nos casamos, tuvimos hijos, nos volvimos a casar… Alguno se murió en el camino. Y la mayoría mantuvo el contacto a través de los años. Ahora estamos más gordos, más gastados, todos pasamos largamente los 40, algunos corremos el riesgo de un “abuelazgo” tempranero… muchos dejamos nuestras notables cabelleras en las fotos ajadas de la historia. Pero hoy nos reunimos otra vez. Ustedes allí, y yo desde aquí, para recordar y homenajear –en definitiva- la amistad, el compañerismo, la solidaridad. Son valores que no se borran con el tiempo.
Me hubiera gustado verlos más en los últimos años que pasé en la provincia. Pero no pudo ser. Es difícil coordinar amigos, familia y trabajo hoy en día… Sobre todo para mí, que aún no aprendo a organizarme.
Hoy, pásenla bien. Tengan buenos recuerdos, tiren los años por la ventana… Si toman, no manejen. Y brinden por nosotros, por todos, por lo que fue, y por el futuro. Y por nuestras familias. Desde Mendoza, les mando un abrazo enorme pleno de memoria y afecto. Los quiero, a todos.

Ricardo Montacuto, periodista
Egresado de la ENET Nro 1 de Trelew en Noviembre de 1984.

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