Para no olvidar

Los hombres son fantasiosos . Siempre quieren lo que está prohibido: la libertad, por ejemplo. (Carlos Cañas)

martes, octubre 14, 2008

Saludá que nos vamos


La verdad, es complejo ponerse a contar por qué, tres años y medio después de nuestra llegada, volvemos a Mendoza. Digamos que hay un cúmulo de razones, que aquellos que nos quieren sabrán entender.

Estamos a escasas horas de dejar la Patagonia. Fue un período muy intenso. Como siempre dice Gaby, vinimos dos, y nos vamos cuatro, contando en el equipo -claro está- a nuestro hijo Franco, de dos años, y a nuestra perra Mara, de tres años y un poco más.

Para comenzar, quiero decirles gracias a todos los que nos ayudaron, los que nos bancaron aun en momentos duros, empezando por mis hermanas Yanina y Norma, por los amigos que conseguimos hacer aquí, por la gente que sin conocernos nos dio la bienvenida y nos abrió sus corazones.

Cuando uno intenta agradecer, siempre comete injusticias y se olvida de alguien casi siempre importante. Pero también sería poco leal no mencionar a los que fueron incondicionales, arrancando por quienes que para mí en lo personal son como hermanos de la vida, José María y Lilí y su papá José, que me ayudaron en todo, desde el día 1, hasta el momento de la partida, y que supieron comprender por qué me voy; a Darío y Marcela que estuvieron siempre, a Daniel que me cubrió la espaldas en el laburo y me ayudó desde que llegué hasta que me fui, a Mariela, que cada día me hizo las cosas más sencillas incluso hoy, que estoy casi en Arroyo Verde, a Carolina y Federico, a quienes nos hubiese gustado frecuentar más, porque son gente excelente y los queremos mucho, al Ruso, el Flaco Montero, Coco, Matías y Diego, mucho más que un equipo de trabajo, gente de primera capaz de cualquier cosa cuando alguien necesita algo, y con quienes no sólo trabajamos muchos en estos años, sino que nos divertimos en grande; a Ana Barros, Gustavo Staiger y su familia, a Elisa y todo el equipo de Pido Gancho, que trabaja para que la gente esté un poco mejor y nos hicieron lugar en la mesa; a nuestra vecina Mónica que es de fierro; al 'negro' Bravo porque es un amigo y un profesional de primera, que me ayudó muchísimo a entender esta tierra, mi propia provincia; a mis amigos de la adolescencia con los que sólo pude compartir un par de asados en estos años, pero que me sirvieron para recargar las pilas; a Beto, compañero de pesca con el que me hubiese gustado entenderme mejor en el trabajo, a Alejandra, que jamás dejó de preparar el café de la tarde en el diario y siempre trata de ayudar a los periodistas; a don Antonio Torrejón, un ejemplo, un grande de verdad, a quien le quedé debiendo media hora y un café, de puro apurado; a los periodistas con los que trabajé y con los que competí, que me hicieron mantener los reflejos intactos, a todos mis amigos del ajedrez y de Deportivo Madryn, el club de los colores más gloriosos de la ciudad, a Patricia, la pediatra del nene, una médica sin igual y un ser humano excepcional; a Norma, quien nos hizo entender qué necesitaba nuestro hijo para salir adelante cuando la mano pintaba muy fea, a Juan, a Pedro el pescador, a José León, a Tomás y Alfredo, mi equipo de trabajo en la distancia... Qué se yo... la lista es larga... Y si me olvidé de alguien, mil perdones.

Empezamos una nueva etapa. Queríamos contarles que mantendremos nuestras direcciones habituales de correo electrónico, en mi caso también el número de teléfono, y que usaremos este espacio para ir contándoles cómo nos va esta vez, en oportunidad del regreso.

Un amigo mendocino, uno de esos amigos del alma, me decía "Vos sos un hombre de mar... y como la marea... volvés siempre..." Me lo repitió hace poco, pronosticándome el regreso a Cuyo, mi "otra tierra".

Me hubise gustado despedirme de todos y cada uno de ustedes, pero bueno... no hubo tiempo... Quedará para el próximo encuentro. Nuestra casa estará abierta siempre, para todos. Nos vemos por ahí...

...y no se pierdan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

snif, te vamo'astraniar... aunque para mí la distancia es lo de menos y masomeno lo mesmo.

gabriel sen

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