Para no olvidar

Los hombres son fantasiosos . Siempre quieren lo que está prohibido: la libertad, por ejemplo. (Carlos Cañas)

domingo, noviembre 26, 2006

A mano armada


Estas son del último invierno. Y las rescaté para el blog, porque tenía muy pocas fotos con la cocina, una de mis pasiones salvo a la hora de lavar los platos. En una, son obvias las tremendas tortafritas, que preparo con un pequeño secreto que las hace muy livianas. La otra está dedicada al eterno pescador Ricardo Pérez, uno de mis amigos mendocinos. La receta me la contó Javier -el dueño de la casa de pesca Nyfer- un día que fui a buscar carnada para róbalo, un pez óseo que aquí en las playas del Golfo Nuevo se da muy bien en pleno invierno, en las playas al norte de El Doradillo. Se cocina así: Se limpia el pescado pero se deja la cabeza en su lugar. Se lo envuelve en una pasta de sal, armada con sal gruesa, entrefina, fina, y apenas un poco de agua. Una vez envuelto va al horno unas tres horas, dependiendo del tamaño del pescado. Cuando la capa de sal está marrón, ya está... Y hay que tener el vino listo. La capa sale entera, el pescado queda sabroso y va muy bien con verduras hervidas, o salteadas. Por ejemplo, un salteadito de zanahoria, cebolla, zucchini, puerro y pimiento va perfecto. Y además, un par de papas al natural...
Este pez fue el último que pesqué antes del nacimiento de Franco, en pleno julio. Hacía mucho frío. Me acuerdo que tiré al agua la caña de pejerrey y me puse a armar la de róbalo, de espalda al mar, cuando sentí el pique. Los peces no saben de equipos, así es que le dio lo mismo la caña de pejerrey con una carnada ínfima, que el suculento plato que le estaba preparando afuera. Lo saqué, levanté campamento y me fui a casa a cocinarlo. A la noche, le hicimos el honor correspondiente.

Va para vos Richard!!
Posted by Picasa
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