Gente cerca: Haciendo Patagonia

Gabriela fue al concurso. Aunque no es amante de la pesca, sino que más bien es crítica, se la bancó y quiso ver de qué se trataba. Como todos, sufrió el intenso viento.

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Al rescate de la vaca asustada

La crónica que sigue apareció en agosto de 2005, en la edición Puerto Madryn de diario EL CHUBUT, de la que soy responsable. Alguien, un anónimo, llamó por teléfono avisando que había una vaca atrapada en un hoyo. Así es que opté por ir y ver de qué se trataba, teniendo en cuenta que no tenía en ese momento ningún redactor a mano. Nunca pensé que iba a escribir la Historia de la Vaca Asustada. Aquí va, para la futura colección de crónicas curiosas, y dedicada al doctor Culotti.

Insólito operativo para rescatar una vaca

El animal cayó de madrugada en un foso de hormigón de más dos metros de profundidad. Con imaginación y mucho esfuerzo una cuadrilla logró rescatar a la asustada vaca.

La escena es difícil de describir. Había que estar allí y ver a la ternera lastimada, con jirones de piel en sus cuartos traseros y lastimaduras en las patas; chapaleando en el fondo -de aguas servidas- de un foso de hormigón de poco más de dos metros de alto. La vaca se quejaba de miedo y dolor, mientras una cuadrilla municipal de Veterinaria y Zoonosis pensaba soluciones mecánicas para sacarla del aprieto. La laguna de la Cota 130, el viento, el frío, alguna gaviota despistada y los funcionarios que se arrimaron a ver qué pasaba con una vaquillona en la planta de bombeo completaron esta escena, más que apropiada para una comedia ligera. Todo empezó a primera hora de la mañana, poco antes de las ocho; cuando los primeros en llegar a las instalaciones de la Cota 130 se encontraron con que al lado del pequeño edificio y a centímetros de un canal, una pesada ternera de unos 300 kilos había caído –no se sabe cómo, ni a qué hora- en el fondo de un foso de hormigón. Presumiblemente, la ternera venía escapando de alguna jauría –o tal vez de los cuatreros- que la venían corriendo desde el Norte, ya que en esa dirección podían verse los rastros de sangre y las huellas de la carrera del animal.Cerca del mediodía, una cuadrilla de Veterinaria y Zoonosis de la Municipalidad llegó al lugar comandada por el veterinario Marcelo Carreras. Y con los pocos elementos que había a mano, mientras el animal sufría; comenzaron la planificación del rescate (¿a nadie se le ocurrió llamar a los bomberos?). Uno de los obreros bajó al foso y captó la atención de la asustada ternera, y lograron enlazarla primero por el cuello, y después pasarle cintas a modo de “cincha” para sacarla. Inmediatamente se descartó la opción de subirla a pulso. Por eso, pidieron el concurso de una retroexcavadora de Servicios Públicos con la que finalmente se logró rescatar al animal. La maniobra consistió en enganchar las sogas desde los extremos de la pala, y ésta –al subir- sacó a la ternera del foso. Tras algunos momentos de zozobra, por el nerviosismo del mamífero y la escasa experiencia torera de los obreros municipales; la vaca –que debería haber sido sedada antes de moverla de allí- pudo tocar tierra de verdad. Después de unos cuantos forcejeos para alejarla de la peligrosa laguna y de los canales, la ternera fue zafada de sus ataduras. Escapó casi al galope –valga la licencia, pero eso es lo que parecía- , con rumbo noroeste, presumiblemente hacia la querencia. Durante las cuatro horas y media que duró el heroico operativo, nadie reclamó por la asustada vaquillona. Tan huérfana estaba que los empleados de la comuna la bautizaron con nombre de mujer. Pero pidieron estricta reserva de esa información. Así sea.

Para no olvidar

lunes, enero 16, 2006

Haciendo Patagonia

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Do Not Disturb

Tinieblas

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Empezó el verano

Lobo al plato

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