No es un monstruo del espacio reducido a su ínfima expresión. Sólo es un pulpo que mi hija Antonella está degustando en una cantina del puerto. Es la única de mis cuatro hijos que heredó mi pasión por los frutos del mar.
Para no olvidar
Los hombres son fantasiosos .
Siempre quieren lo que está prohibido:
la libertad,
por ejemplo.
(Carlos Cañas)
lunes, agosto 29, 2005
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